Evalúan los efectos de la actividad humana sobre la diversidad genética de las plantas patagónicas

El estudio, realizado por especialistas del CONICET, demuestra la importancia de incluir análisis de ADN en las estrategias de conservación.

La estepa patagónica se extiende por más de 800.000 km2 en el sur del continente sudamericano. Sus condiciones extremas albergan una gran diversidad biológica exclusiva, adaptada al rigor del clima. A su vez, ha sido identificada como una de las ecorregiones terrestres más vulnerables. Sin embargo, a pesar de abarcar un cuarto del tamaño de la Argentina, está proporcionalmente poco representada en el sistema de áreas protegidas del país.

Cuando se piensa en la protección de la biodiversidad, los esfuerzos de priorización se han centrado en identificar lugares con altos niveles de riqueza de especies. Pero muchas veces es necesario mirar más allá de la diversidad taxonómica y comenzar a considerar otras perspectivas, dimensiones y niveles de la biodiversidad e integrarlos entre ellos, como es el caso de la diversidad genética intraespecífica (DGI).

Investigadores del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC) y en el Instituto de Botánica Darwinion (IBODA, CONICET-ANCEFN) evaluaron el impacto del uso actual de la tierra y las anomalías climáticas futuras sobre la DGI de las plantas con flores que habitan la estepa patagónica, con el fin de identificar áreas de refugio y de riesgo para las especies y así poder establecer estrategias de conservación más adecuadas. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Biological conservation.

El papel de la evolución en la conservación

Producto de las actividades humanas, hoy se observan tasas de extinción de especies sin precedentes en numerosos ecosistemas de la Tierra. Las principales causas detrás de esta pérdida de biodiversidad son el cambio climático y la transformación de los ambientes naturales.

“Cada vez más comprendemos que conservar los procesos evolutivos y ecológicos es más eficiente que los enfoques basados ​​en especies. La DGI es la base fundamental para el cambio evolutivo y es una métrica esencial de la biodiversidad. Por un lado, refleja el papel de las condiciones ambientales pasadas sobre la distribución de los organismos y, por lo tanto, es una medida sintética de la historia evolutiva de las poblaciones. Por el otro, es una métrica que resume el potencial evolutivo de las especies para responder a las condiciones ambientales futuras”, afirma Matías Baranzelli, investigador del CONICET en el IMBIV y primer autor del artículo.

Sin embargo, la DGI es escasamente considerada en las estrategias de planificación y conservación. De acuerdo con el investigador, incluir esta dimensión de la biodiversidad constituye un enfoque más preciso y completo para evaluar los procesos evolutivos y ecológicos que definen a los ecosistemas, y permite incluir el continuo evolutivo en las estrategias de conservación, para que sean más dinámicas y eficientes.

El impacto del clima y del uso del suelo en la biodiversidad

“En este trabajo evaluamos el impacto sinérgico del uso actual de la tierra y las anomalías climáticas futuras sobre la DGI de las plantas con flores que habitan la estepa patagónica, con el objetivo de identificar áreas de refugio para las especies y áreas de riesgo. A partir de datos provenientes de estudios en los campos de la ecología, la evolución y la biogeografía, que se realizaron en los últimos 20 años, obtuvimos más de 5 mil secuencias de ADN para 2815 individuos de 24 especies de plantas en 340 localidades de la región”, comenta el investigador.

Mapa de la Estepa Patagónica con la distribución geográfica de las especies de plantas con secuencias de ADN disponibles, y fotografías de algunas de las especies

Al explorar la relación espacial entre los patrones de DGI a lo largo de la estepa, se encontró una asociación significativa y positiva con la riqueza de especies. Es decir, donde habitan más especies de plantas, la diversidad genética es mayor.

“Luego evaluamos el efecto del cambio climático y el uso de suelo a lo largo de la estepa patagónica. Para ello definimos lo que denominamos escenarios antropocénicos: por un lado, áreas de refugio, aquellas con anomalías climáticas proyectadas por debajo del promedio para toda la región y un uso de la tierra actualmente moderado; y, por otro lado, áreas de alto riesgo, con anomalías climáticas proyectadas por encima del promedio regional y un uso de la tierra actual moderado o fuerte”, explica Baranzelli.

Las áreas de refugio se extienden al sur de la estepa en aproximadamente el 36 por ciento del área total, mientras que las áreas de riesgo ocupan el 64 por ciento, principalmente al norte de la estepa patagónica. Esas áreas al sur de la estepa podrían actuar como potenciales refugios climáticos y de hábitat para la biodiversidad, y además permitirían establecer estrategias de conservación más adecuadas teniendo en cuenta el cambio climático y la degradación del hábitat actual. Sin embargo, solo el 1,8 por ciento de las áreas de refugio se superponen con las actuales áreas protegidas. Por lo tanto, para Baranzelli, la expansión de estas últimas y la articulación de sus políticas de conservación debe ser una prioridad para la región.

“En un mundo de crecientes demandas y de presión por el uso de los recursos naturales, nuestro desafío continúa siendo la vinculación del conocimiento de la biodiversidad y su conservación. Al proteger las áreas de la Patagonia con alta diversidad genética, que coinciden con alta riqueza de especies y endemismo, no sólo resguardaremos la biodiversidad, sino también mecanismos históricos claves que promovieron dicha diversidad”, señala el investigador.

De acuerdo con Baranzelli, este trabajo sienta las bases de la trascendencia que tiene incluir la DGI en las estrategias de conservación. Se trata del primer intento de sintetizar y armar una base de datos que permita considerar la diversidad genética en medidas de conservación.

“Destacamos la necesidad de una amplia gama de estrategias de conservación dentro y entre las áreas patagónicas, principalmente mitigación al norte y conservación al sur, y de la implementación de nuevas investigaciones, como estudios a campo sobre el efecto ya en marcha del uso de suelo y del cambio climático, y la generación de modelos espacialmente predictivos a partir de la información y resultados aquí obtenidos. Todo esto, en pos de enfrentar los desafíos que nos toca vivir y para poder salvaguardar la biodiversidad de las plantas del fin del mundo”, finaliza el investigador.

Por Alberto Díaz Añel – Área de Comunicación IMBIV

Referencia bibliográfica

Baranzelli, M. C., Cosacov, A., Sede, S. M., Nicola, M. V., & Sérsic, A. N. (2022). Anthropocene refugia in Patagonia: A macrogenetic approach to safeguarding the biodiversity of flowering plants. Biological Conservation, 268, 109492. https://doi.org/10.1016/j.biocon.2022.109492

Esta nota fue publicada en el sitio web del CONICET el día 1° de junio de 2022: https://www.conicet.gov.ar/evaluan-los-efectos-de-la-actividad-humana-sobre-la-diversidad-genetica-de-las-plantas-patagonicas/

Un mundo bajo nuestros pies

Determinan cuáles son los hongos más beneficiosos para las plantas

En los últimos años hay una palabra que está apareciendo frecuentemente en nuestro vocabulario: biodiversidad. Esta palabra describe la gran variedad actual de seres vivos y sus interacciones, que constituyen el sostén del delicado equilibrio que existe en la naturaleza. Cuando nos referimos a ella, es frecuente que pensemos en la diversidad biológica que podemos ver, pero pocas veces nos damos cuenta que bajo nuestros pies también existe un mundo muy complejo, que además tiene gran influencia en lo que pasa por encima de la superficie.

Ese mundo, conocido como biota del suelo, está formado por seres microscópicos que incluyen virus, bacterias, hongos y otros que podemos observar a simple vista como pequeños insectos, lombrices e incluso la parte subterránea de las plantas, las raíces. Todos estos organismos interactúan entre sí y, en esa interacción, desempeñan funciones de gran importancia, entre las que podemos nombrar la regulación de los nutrientes y de los regímenes del agua, el mantenimiento de la estructura del suelo, la descomposición de la materia orgánica y la eliminación de sustancias tóxicas. Pero no todo queda enterrado, sino que estas interacciones también permiten el intercambio con los gases de la atmósfera, lo que ayuda en gran parte a la reducción de gases de efecto invernadero al retener en el suelo gran parte del carbono emitido al aire.

Uno de los componentes más relevantes de la biota del suelo son unos hongos con un nombre bastante complejo, que describe más que nada su relación con las plantas y las estructuras que forman. Son los hongos micorrícicos arbusculares, a los que vamos a llamar HMA desde ahora. La palabra micorriza proviene del griego mycos (hongo) y rhizos (raíz), y justamente define a la relación simbiótica entre un hongo y las raíces de la mayoría de las especies de plantas del planeta, incluidas las de importancia agrícola.

El tipo de simbiosis que se establece es la que se conoce como mutualista, en donde ambos participantes se benefician. En este caso el hongo provee a las plantas de nutrientes -principalmente fósforo y nitrógeno-, mientras que estas últimas les proporcionan a los primeros los hidratos de carbono que producen a partir de la fotosíntesis. A través de esta interacción, muchos de los HMA también promueven el crecimiento vegetal y la resistencia a distintos tipos de estrés, como sequía, salinidad, presencia de metales pesados, o el ataque de parásitos y patógenos. Es por ello por lo que muchas especies de HMA son utilizadas como bioinoculantes, es decir, agregando sus esporas a las semillas o a las plantas de cultivos comerciales para favorecer su crecimiento.


Esporas de hongos micorrícicos que promueven la nutrición y el crecimiento de las plantas

Los cambios en el uso de la tierra por parte del hombre, como las prácticas agrícolas, también afectan a las comunidades de los HMA. Por lo tanto, serían deseables estrategias de uso de la tierra que tengan el menor impacto posible en este grupo, particularmente en la agricultura.

Investigadores del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV-CONICET-UNC) y del Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias Checa, publicaron un estudio en la prestigiosa revista New Phytologist donde analizaron el efecto de las distintas especies y grupos taxonómicos de HMA sobre el crecimiento, nutrición y protección de las plantas frente a distintos tipos de estrés (patógenos, parásitos, herbívoros, sequía, salinidad y metales pesados).

Hasta este estudio, no se había analizado cuáles son las especies de HMA más eficientes en la función simbiótica, en otras palabras, las especies que proveen mayores beneficios a las plantas a nivel de su crecimiento y nutrición de plantas con y sin estrés. Para llevarlo a cabo, se sintetizaron más de 3200 datos pertenecientes a 418 artículos publicados en los últimos diez años y se elaboraron rankings según la eficiencia simbiótica de las especies y grupos taxonómicos.

Entre los resultados más relevantes, las especies de HMA más estudiadas mostraron efectos moderadamente positivos y no se encontraban entre los simbiontes más ventajosos. En cambio, otras especies que demostraron ser más benéficas bajo el estrés causado por patógenos están poco representadas como bioinoculantes. Estas pueden ser algunas de las razones por las que el éxito de los HMA como bioinoculantes no siempre es evidente y que su uso sea a veces cuestionado.

La trascendencia de este hallazgo radica en el hecho de que la mayor parte del conocimiento que tenemos sobre la importancia de estos hongos en los ecosistemas naturales y agrícolas se basa en especies de HMA fácilmente cultivables, que son también las más utilizadas como bioinoculantes pero que, según el estudio, resultan tener una eficiencia simbiótica moderada.

Por lo tanto, se enfatiza la necesidad de incrementar los estudios sobre especies de HMA poco o no estudiadas para comprender mejor el papel de estos hongos en la naturaleza. Asimismo, los rankings surgidos de los análisis proveen las bases para seleccionar especies o grupos de especies más eficientes como bioinoculantes para la agricultura y la remediación o restauración de suelos contaminados o degradados. 

Autores de este trabajo por el IMBIV: Nicolás Marro, Gabriel Grilli, Florencia Soteras, Milena Caccia, Silvana Longo, Noelia Cofré, Valentina Borda, Magali Burni y Carlos Urcelay

Autor de la nota: Alberto Díaz Añel

Este artículo fue publicado en un formato diferente en el sitio web del CONICET el día 17 de mayo de 2022: https://www.conicet.gov.ar/un-mundo-subterraneo-determinan-cuales-son-los-hongos-mas-beneficiosos-para-las-plantas/

Voces de la comunidad: la importancia de redes diversas en mentorías académicas

Enlace al artículo en Nature Communications en el que participaron Rocío Deanna y Andrea Cosacov de nuestro Instituto: https://www.nature.com/articles/s41467-022-28667-0

Las relaciones mentor-aprendiz son cruciales para la retención, el éxito y el bienestar de las mujeres y las minorías subrepresentadas (URM, del inglés underrepresented minority) en el mundo académico. La mentoría efectiva requiere una relación personal única entre individuos en diferentes etapas de la carrera científica, y esto no siempre se puede lograr en las relaciones tradicionales de mentor-aprendiz. Además, este modelo de mentoría no supera los obstáculos que enfrentan las mujeres y las URM durante sus carreras académicas, especialmente con respecto a su menor representación en etapas posteriores de la trayectoria profesional, lo que aumenta aún más la carga de los mentores disponibles. Aquí sugerimos que las instituciones deberían enfocar sus esfuerzos en aumentar la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) de manera diferente, sumando esfuerzos a las estrategias de tutoría para aumentar la DEI y promoviendo programas de mentores múltiples. Una red de varios mentores puede apuntalar el logro de objetivos profesionales a largo plazo, el avance y la retención de mentores y aprendices, mejorando así las iniciativas de DEI. Esta red de distribución de mentores rompe la estructura piramidal hacia una menor representación de mujeres y de URM en puestos de mayor responsabilidad y aumenta el desempeño colectivo al magnificar los recursos. Al diversificar la comunidad académica con la que los mentores y aprendices se involucran activamente, se puede lograr el avance científico en un entorno enriquecedor, lo que en consecuencia tiene un impacto positivo en la productividad. Por lo tanto, fomentar las redes de mentorías a través de cambios de políticas y de la implementación activa de programas debería ser de alta prioridad para cualquier institución académica que emprenda esfuerzos de DEI. Entornos de trabajo más saludables, capacitación científica más inclusiva y mejores resultados para profesionales de todos los contextos serían el resultado ideal de la implementación de este tipo de programas, que a medida que se amplíen crearán un ciclo virtuoso de mentorías enriquecidas para las generaciones futuras.

Pueden acceder a los paneles didácticos (en español) basados en este artículo desde nuestras redes sociales:

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La visión del mundo como un tapiz de la vida

Editorial de la Dra. Sandra Díaz para la revista Science

La ciencia ha permanecido por mucho tiempo alejada de la gente. La pandemia de Covid-19 ha demostrado la importancia que tiene la ciencia para nuestra supervivencia como especie, pero también ha expuesto los cortocircuitos comunicacionales que existen con el público, sumado a los impactos negativos que concepciones científicas fragmentarias tienen sobre las decisiones que se toman sobre la salud de la gente y el resto de los seres vivos.

La comunicación pública de la ciencia ha afrontado una dura batalla en estos últimos dos años, combatiendo abundante información falsa que se esparció rápidamente a través de redes sociales y medios de comunicación.

Se necesita de manera urgente un diálogo entre todos los actores sociales, porque en los tiempos que se avecinan todo el mundo debe involucrarse, ya que las decisiones que se tomen en el futuro cercano van a afectar -de manera positiva o negativa- a todos nosotros. Sin excepción.

En el último número de la revista Science, la Dra. Sandra Díaz (IMBIV-CONICET-UNC) escribió un editorial sobre la importancia de nuevos conceptos integradores, y de su comprensión pública, para lograr el cambio transformador que viene solicitándose en los últimos informes ambientales. Las decisiones que se tomen a partir de ellos deberán ir más allá de los científicos que los desarrollaron y de quienes deben aplicar las políticas públicas.

Dra. Sandra Díaz (IMBIV-CONICET-UNC)

En este editorial, que puede leerse accediendo al siguiente enlace, la Dra. Díaz plantea una manera clara y concisa de transmitir la imagen de lo que realmente significa la biodiversidad, la cual no solo se refleja en las numerosas especies que habitan nuestro planeta, sino que también abarca la conexión entre las personas y el resto de los organismos vivientes, e incluso entre diferentes lugares y pueblos, a través de los cuerpos de los seres vivos. Propone que la idea de “la biodiversidad” o “la naturaleza” como algo separado de los seres humanos, no es simplemente una idea que el público general “malentendió”, sino que es apuntalada por las definiciones científicas y las metáforas y narrativas sociales que han predominado en torno a ellas, donde no se pone el acento en la interconexión sino en la separación entre lo humano y el resto del mundo. Mostrar a la biodiversidad en todas estas facetas como un “tapiz de la vida” es una forma de evidenciar cómo la gente está “enredada” o “entretejida” con el resto de los organismos que habitan este planeta, cómo estamos emparentados y cómo dependemos a nivel físico y cultural de ellos. El uso de esta metáfora favorece narrativas que pintan a la humanidad como hebras profundamente entretejidas dentro de ese tapiz de vida, y también hace que se aprecie aún más la riqueza de las contribuciones que aporta la naturaleza a las personas. Esta metáfora se presta más que las actualmente dominantes a atraer la imaginación del público, e inspirarlo para que participe de forma activa en la generación de acciones que permitan reforzar ese tapiz que se está destejiendo cada vez más velozmente.

En comunicación pública de la ciencia, las metáforas han sido siempre una estrategia muy utilizada para acercarse a la gente, y a su vez alejarse lo más posible de la compleja jerga científica, lo cual no representa una forma de “traducción” o de “bajar el lenguaje”, como suele decirse. Las metáforas no son solo un recurso de la imaginación poética, sino que las utilizamos constantemente en nuestra vida diaria, casi sin darnos cuenta. Hablamos de “hilar fino”, “atar cabos”, tener “pensamientos elevados” o “meterse algo en la cabeza”. Las metáforas, además de ser parte de nuestro lenguaje, también influencian nuestros pensamientos y acciones, no solo en la vida cotidiana, sino también en la producción científica. Diferentes conceptos y metáforas iluminan diversos aspectos de cómo funciona el mundo, y por lo tanto llevan a medidas de acción radicalmente diferentes.

Como dice el final del editorial de la Dra. Díaz, “las metáforas adecuadas han sido fundamentales para muchos cambios sociales en el pasado; no debemos subestimar su importancia esta vez”. Necesitamos que todo el mundo comprenda que somos una hebra más en el tapiz de la vida, y que no podemos permitir que se siga destejiendo. El tiempo para actuar es ahora.

Hongos fantásticos

¿Qué es lo primero que se nos viene a la mente cuando escuchamos la palabra hongos? Para algunos seguramente será algún sabroso plato, otros pensarán en las frutas verdosas olvidadas en el fondo de la heladera que tuvieron que tirar, o el mal recuerdo de una molesta picazón en alguna parte del cuerpo. Pero los hongos son mucho más que eso, ya que son uno de los grupos más dominantes en nuestro mundo, y a más de uno le debemos nuestra salud y hasta la vida.

Se cree que existen entre dos y cuatro millones de especies de hongos en este planeta -muchas de ellas todavía por descubrir-, lo que representa diez veces el número de especies de plantas conocidas. Sin embargo, solo 358 de ellas figuran en la lista de especies amenazadas, es decir en peligro de extinción en un futuro cercano. Muy poco si las comparamos con las 76.000 especies de animales y las 44.000 de plantas que figuran en la misma lista.

Fotos: Constanza Ranieri

Del carbono que podemos encontrar en el suelo -mucho más del que se puede hallar en plantas y atmósfera combinadas- una parte significativa proviene de los compuestos orgánicos generados por los hongos, quienes forman relaciones simbióticas con casi el 90% de las plantas, proveyéndoles nutrientes y defendiéndolas de enfermedades. Además, algunas especies de hongos son capaces de controlar insectos, y se cree que sin ellos hubiera sido imposible la vida vegetal fuera del agua.

Nuestra propia vida también está influenciada por las capacidades químicas de los hongos, ya que desde los inicios de las grandes civilizaciones nos han permitido deleitarnos con alimentos como el pan, los quesos y la salsa de soja, y también disfrutar de bebidas alcohólicas como el vino y la cerveza. Y también son en gran parte responsables de extender nuestra esperanza de vida, gracias a la producción de antibióticos -como la penicilina-, drogas antivirales y anticancerígenas, inmunosupresores -que ayudan a evitar rechazos en los trasplantes de órganos-, y los medicamentos -estatinas- que se utilizan para bajar el colesterol.

Debido a su abundancia en la naturaleza, y el importante papel que juegan en la misma, se ha lanzado una propuesta para redirigir la atención de los gobiernos a la investigación de los hongos, la cual fue encabezada por un investigador del IMBIV-CONICET-UNC y está alcanzando un gran nivel de repercusión internacional.

Teniendo en cuenta que se trata de organismos vivientes con un rol extremadamente importante en la naturaleza por la diversidad de roles que cumplen, se esperaría que los esfuerzos de investigación y conservación estuvieran a la misma altura que los de otros seres vivos. Sin embargo, no es así. Diversos factores culturales hacen que los hongos hayan ocupado un lugar secundario en la educación y la toma de decisiones.

La idea apunta a comenzar desde el lenguaje, partiendo de la premisa de que lo que no se nombra se termina ignorando. A esta novedosa propuesta se la conoce como la de las 3F: Flora, Fauna y Funga, ideada por Francisco Kuhar junto con autores de Chile, Brasil y EEUU, y publicada en 2018 en la revista IMA Fungus. El proyecto consiste en que tanto en los contenidos educativos como también en los comunicados institucionales y en las regulaciones gubernamentales de investigación y conservación, se agregue la palabra Funga junto a Flora y Fauna. De esta manera, el desbalance de presupuestos y contenidos se haría evidente. 

La propuesta fue aceptada por la comunidad científica en general, y gracias al enorme esfuerzo de fundaciones como la Fungi Foundation, ha alcanzado respuesta a nivel gubernamental en países como Chile, y a nivel de instituciones de alto impacto en países como EEUU. La IUCN (siglas en inglés de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), institución que lleva las riendas de la categorización de especies para su conservación, se ha hecho eco de esta propuesta en el marco de la 3F Initiative, firmada por científicos y personalidades influyentes de todo el mundo, y ha recomendado fuertemente el uso del lenguaje fúngico en todos los comunicados y propuestas. El profesor Donald Pfister de la Universidad de Harvard, que acompaña a la propuesta desde el principio, ha declarado en comunicados la importancia de esta iniciativa. 

Universidades de diversos lugares del mundo se han hecho eco y hay incluido el término en sus portales, y ya existen libros educativos de nivel inicial en Uruguay donde Funga se enseña junto con Flora y Fauna, gracias a la pronta reacción del micólogo Alejandro Sequeira y la educadora Cecilia Ratti.

Fotos: Constanza Ranieri

La propuesta se ha transformado en una iniciativa de grandes dimensiones gracias a los esfuerzos de Giuliana Furci y Elisandro Drechsler Santos, coautores del proyecto inicial, y activos militantes de la conservación y educación especialmente enfocados en hongos. En nuestro país, la fundación Hongos de Argentina encabeza las actividades orientadas a difundir esta propuesta.

La aceptación internacional del reconocimiento de los organismos macroscópicos de la Tierra como Fauna, Flora y Funga allanaría el camino para cambios sustanciales en las políticas educativas y agrícolas, entre otras. Esto facilitará la incorporación de la micología en asuntos de interés nacional, como la conservación, protección del hábitat, protección de especies y educación.

Autores: Alberto Díaz Añel y Francisco Kuhar

Enlaces de interés

Delimitation of Funga as a valid term for the diversity of fungal communities: the Fauna, Flora & Funga proposal (FF&F)

IUCN SSC acceptance of Fauna Flora Funga

Fungi are critical to human, ecosystem, and planetary well-being: it’s time to include them within conservation frameworks

La revolución de los hongos: Flora, Fauna y ¡Funga!

Funga? The case for a fungal-centric vocabulary

Repensar caminos a través del bosque del Chaco Serrano

A pesar de las iniciativas globales para proteger los ecosistemas (1), el desarrollo humano continúa amenazando el medio ambiente. En el centro de Argentina, el bosque seco subtropical Chaco Serrano ha perdido el 94% de su área original (2) debido al crecimiento económico de la región liderado por la agricultura, la urbanización y la minería (2, 3). Ahora, los planes para la nueva infraestructura vial (4) sugieren que el bosque del Chaco Serrano seguirá encogiéndose, fragmentando aún más el ecosistema forestal. El gobierno provincial de Córdoba otorgó una licencia ambiental para la construcción de dos caminos adicionales que atravesarán áreas del bosque del Chaco Serrano en los valles de Punilla y Paravachasca. Estas áreas forestales recientemente quemadas de alta prioridad de conservación, de acuerdo con las leyes nacionales (5, 6), deben ser protegidas sin excepción.

Estas carreteras se han anunciado como beneficiosas para el turismo, el transporte y el desarrollo comercial y urbano. Sin embargo, la mayoría de los oradores en las audiencias públicas no vinculantes (incluidas personas de comunidades locales, organizaciones civiles, asambleas vecinales y pueblos indígenas, así como pequeños terratenientes y científicos) rechazaron estos proyectos (7). Es probable que la especulación de la tierra aumente la deforestación, mientras que las prioridades más urgentes de la región, como el acceso al agua, las escuelas, los hospitales y los cuerpos de bomberos, sean ignorados por completo. Además, la imposición de proyectos de desarrollo de carreteras socava a las comunidades que aspiran a proteger la naturaleza y que luchan por la autodeterminación comunitaria (3, 8).

A pesar de la profunda dependencia de la naturaleza que posee la humanidad (9, 10), las políticas gubernamentales y las transacciones de mercado todavía se basan en maximizar las ganancias económicas a través del extractivismo capitalista. Incluso en los casos en que las leyes nacionales protegen correctamente el medio ambiente, las políticas dañinas se aprueban mediante huecos jurídicos y soluciones alternativas. Instamos a los tomadores de decisiones locales, así como a los gobiernos extranjeros que financian dichos proyectos (11), a trabajar por una forma de vida sustentable, con participación real de las comunidades y el reconocimiento de los derechos de la naturaleza (12). Debemos garantizar la conservación del escaso bosque del Chaco Serrano, del que depende la población argentina.

Guadalupe Peralta1*, Francisco M. F. Bertea2, Luciano Cagnolo1

1Laboratorio de Interacciones Insecto-Planta, Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas and Universidad Nacional de Córdoba (CONICET-UNC), Córdoba, Argentina. 2Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad, CONICET-UNC, Córdoba, Argentina.

*Autora de contacto. Email: gdlp.peralta@gmail.com

Notas y referencias

1. UN Environment Programme, “New UN Decade on Ecosystem Restoration offers unparalleled opportunity for job creation, food security, and addressing climate change” (2019).

2. M. R. Zak, M. Cabido, J. G. Hodgson, Biol. Conserv. 120, 589 (2004).

3. J. U. Deon, Íconos Rev. Cienc. Soc. 70, 151 (2021) [in Spanish].

4. Legislatura de Córdoba, “Land for road works declared of public utility” (2020); https://legislaturacba.gob.ar/declaran-de-utilidad-publica-terrenos-para-obras-viales/ [in Spanish].

5. Law 26.331, “Minimum Budgets for the Environmental Protection of Native Forests” (2007).

6. Law 27.604, “Fire management” (2020).

7. G. Pedraza, “Autovía Paravachasca: Entre gallos, medianoche, y a un costo insólito,” La Tinta (2021); https:// latinta.com.ar/2021/07/autovia-paravachasca/ [in Spanish].

8. A. Escobar, Sustain. Sci. 10, 451 (2015).

9. D. J. Haraway, Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthuluceno (Duke University Press, 2016).

10. S. Díaz et al., Science 359, 270 (2018).

11. “Decreto 295/2021,” Boletín Oficial de la República Argentina (2021); www.boletinoficial.gob.ar/ detalleAviso/primera/243920/20210504 [in Spanish].

12. A. Acosta, E. Martínez, La Naturaleza con Derechos: De la Filosofía a la Política (Adya-Yala, Quito, 2011).

Este artículo es una traducción del comentario que fue publicado en la sección «Letters» de la revista Science del 2 de diciembre de 2021, Vol 374, número 6572, páginas 1208-1209. Se puede acceder a la publicación original en https://www.science.org/doi/10.1126/science.abm7988

Premio al estudio de la diversidad en la biodiversidad

Desde hace varios años, la UNESCO y la Fundación L’Oréal vienen destacando el trabajo de investigadoras de todo el mundo gracias a su programa “La Mujer y la Ciencia”, a través del cual otorgan premios y menciones a aquellas mujeres que se destacan en temas que representan un desafío mundial, como por ejemplo la amenaza a la biodiversidad.

En la última edición de estos premios, la decimoquinta organizada junto con el CONICET, los proyectos galardonados estuvieron enmarcados en las ciencias de la vida, particularmente en las áreas de ciencias médicas, ciencias biológicas, ciencias bioquímicas y biología molecular, ciencias veterinarias, biotecnología y fisiología.

Dentro de estas categorías, la Dra. Guadalupe Peralta, miembro de nuestro Instituto, obtuvo la Mención Especial en la Categoría Beca del Premio L’Oréal – UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”, por su proyecto “La diversidad en la biodiversidad”.

La Dra. Guadalupe Peralta recibe la Mención Especial de parte del Dr. Alberto Kornblihtt, miembro del Directorio de CONICET (Foto: Infobae)

Para conocer más sobre Guadalupe y su trabajo, la invitamos a contestar algunas preguntas. Pero antes, conozcamos un poco más de su trayectoria científica.

Guadalupe es Licenciada en ciencias biológicas egresada de la UNC, y obtuvo su doctorado en ecología en la Universidad de Canterbury, Nueva Zelanda.

Realizó tres posdoctorados en ecología, y recientemente se ha incorporado a nuestro Instituto como Investigadora Asistente.

Es Editora Asociada de una de las revistas científicas de ecología más prestigiosas del mundo, el Journal of Applied Ecology, y posee numerosas publicaciones científicas, muchas de las cuales han sido destacadas por sus importantes contribuciones al área de la ecología.

¿Qué fue lo que te llevó a seguir la carrera de biología, y particularmente elegir el campo de la ecología?

Elegí la carrera de biología porque me gustaba y me gusta mucho la naturaleza, y me genera curiosidad lo que ocurre en el mundo natural. La ecología me atrapó porque me permitía combinar este deseo de entender cómo funciona el mundo natural y el de estar al aire libre al momento de colectar datos.

¿De qué se trata tu proyecto “La diversidad en la biodiversidad”, por la que obtuviste Mención Especial en el Premio Nacional L’Oréal-UNESCO por las Mujeres en la Ciencia?

El proyecto busca conocer y entender cuán importante es, desde un punto de vista de las interacciones ecológicas, que los individuos de una misma especie sean diversos en su morfología. Por ejemplo, las diferencias entre individuos de una misma especie de abeja polinizadora pueden ayudar a que estos visiten diferentes plantas y así no compitan entre sí por los recursos florales. Sin embargo, si esta diversidad dentro de las especies es tan importante, estamos en problemas, porque los planes de conservación no contemplan la preservación de la diversidad dentro de la biodiversidad. Por eso, el proyecto trata de cuantificar el efecto de la diversidad dentro de las especies, sobre las interacciones entre especies.

¿Hasta qué punto la intervención del hombre en la naturaleza está afectando estas interacciones entre especies?

El efecto que tenemos sobre la naturaleza en general y sobre las interacciones entre especies en particular, es enorme. Mucho se escucha hablar de la extinción de especies, pero algo tan preocupante como la desaparición de especies, es la desaparición de las interacciones que ocurren entre especies, las cuales determinan funciones y servicios ecosistémicos de los que depende la vida humana. Muchas veces, la extinción de interacciones ocurre antes de la extinción de especies, por lo cual las contribuciones que la naturaleza hace a nuestras vidas pueden verse afectadas antes de que las especies se extingan.

Estudiando estas interacciones, ¿es posible predecir los efectos que posibles cambios puedan ejercer sobre los ecosistemas?

Sí, estudiando las interacciones entre especies nos ayuda a entender y también a predecir los efectos de los cambios, por ejemplo, de los cambios ambientales, sobre los ecosistemas.

¿Por qué es importante que haya diversidad entre miembros de una misma especie?

Sabemos que cuanto más diversa sea una especie más chances tendrá de sobrevivir a cambios ambientales. Lo que buscamos entender en este proyecto es la importancia que tiene esa diversidad dentro de las especies, en las interacciones entre especies.

Esa “diversidad en la biodiversidad”, como la llamaste, ¿puede ser útil para crear planes de conservación de la naturaleza más eficaces?

Pienso que sí, porque no podemos preservar lo que no conocemos. Si logramos comprender y cuantificar la importancia de la diversidad dentro de la biodiversidad para las interacciones entre especies, y por ende para las funciones ecosistémicas, esto nos ayudaría a identificar cuáles prácticas de manejo y conservación son las que debemos tomar en diferentes situaciones.

La Dra. Guadalupe Peralta (sexta desde la izquierda) junto a la periodista científica Nora Bär, el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación Daniel Filmus, y el resto de las Investigadoras galardonadas (Foto: Infobae)

Buscando una salida a la epidemia de pandemias

El avance del hombre sobre la naturaleza no es algo nuevo, y justamente ese es el motivo por el cual en estas últimas décadas hemos comenzado a notar las consecuencias de ese atropello sobre todo lo vivo que hay en nuestro planeta. Casi nadie es ajeno a la existencia del cambio climático, o al incremento del número de plantas y animales que se suman a la lista de especies en peligro de extinción, pero las consecuencias del arrollador consumo humano van más allá del clima o de la biodiversidad sobre la Tierra. La actual pandemia de Covid-19 también podría ser una secuela del daño que la humanidad le está infligiendo a la naturaleza. Para hablar de este tema, conversamos con la Dra. Sandra Díaz, Investigadora Superior del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), y una de las científicas más destacadas y premiadas de nuestro país, quien desde hace muchos años investiga cómo diferentes actores sociales valoran y reconfiguran a las comunidades biológicas y los ecosistemas.

Alberto Díaz Añel: No deja de llamar la atención que casi el 90% de los virus a ARN que pueden afectar al ser humano (como coronavirus, influenza o HIV) son de origen animal. ¿Es posible que el virus que causa la enfermedad COVID-19 haya tenido su origen en la vida silvestre?

Sandra Díaz: Totalmente. En la enorme mayoría, yo diría prácticamente la totalidad, de la mejor información científica más actualizada publicada en las revistas de revisión de pares, se muestra que el origen del virus que causa Covid-19 se encontraría en animales silvestres. La evidencia de un origen silvestre es extremadamente fuerte.

ADA: En base a esta respuesta, y teniendo en cuenta que epidemias y pandemias virales se están haciendo cada vez más frecuentes en el siglo XXI (sobre todo en la última década), ¿qué relación tiene esta alta frecuencia con lo que se conoce como el modelo de “apropiación de la naturaleza”? ¿De qué se trata este modelo?

SD: En el caso del Covid-19 y de otras epidemias que hemos tenido hasta hace poco, como SARS-CoV en 2002 y MERS en 2012, todas tienen un origen parecido, que son coronavirus de animales silvestres -murciélagos concretamente-, que mutan y que a través de una serie de hospedadores intermedios pasan a los seres humanos. Estos virus estuvieron siempre en los murciélagos, y en muchas otras poblaciones silvestres hay miles o millones de virus con potencial poder de infección. Lo que ocurre es que, en condiciones normales -no las que tenemos ahora-, estos virus tienen extremadamente bajas posibilidades de infectar a los seres humanos, porque las probabilidades de contacto entre los seres humanos y los reservorios silvestres son muy bajas, ya que estos últimos generalmente se encuentran en lugares remotos, como humedales, selvas, lugares con muy poca presencia humana o donde la gente se adentra por poco tiempo.

Con el acelerado uso de los recursos naturales de las últimas décadas, se abren caminos y se establecen poblaciones humanas muy cerca del corazón de estos ecosistemas, y de esa manera se multiplican las posibilidades de contacto entre seres humanos y animales silvestres, en particular los murciélagos, que son animales que suelen acercarse más a nosotros por el tipo de hábitos que tienen, mientras que otros animales silvestres son más tímidos o vulnerables.

Por lo general estos poblados humanos existen en contextos de mucha vulnerabilidad y precariedad, donde las condiciones de higiene y sanidad son ínfimas, dando lugar a poblaciones inmunodeprimidas. Por otro lado, allí también suelen existir pequeños mercados locales, donde se mezclan animales silvestres y domésticos cautivos, todos en condiciones generalmente lamentables, lo que los convierte en un gran caldo de cultivo, con las condiciones perfectas para que un virus pueda mutar y finalmente llegue a instalarse en seres humanos.

Una vez que el virus logró adquirir la capacidad de infectar humanos, el resto lo hace la globalización. Los seres humanos, con sus grandes desplazamientos entre centros poblados y entre continentes, rápidamente dispersan el virus por todo el planeta. Esa es un poco la relación de causa efecto que conocemos, y dado que en las últimas décadas la deforestación, la colonización y la apropiación de espacios silvestres en la apertura de caminos, sumados al enorme tráfico internacional de seres vivos, han llevado a una escalada de todas estas enfermedades transmitidas por vectores virales.

ADA: Por lo que describe, este modelo se viene aplicando desde hace mucho tiempo ¿Por qué aparecen tan seguido estas enfermedades en el último par de décadas?

SD: En realidad se han acrecentado estos últimos veinte años los ejemplos de epidemias o pandemias, pero el modelo de apropiación masiva de la naturaleza y aceleración del tráfico internacional se produjo fundamentalmente en los últimos cincuenta a setenta años. Lo que vemos en las últimas dos décadas es algo que algunos llaman “la gran aceleración”, pero en realidad el modelo de apropiación, qué consiste básicamente en tratar al resto de la naturaleza y a la gran mayoría de los seres humanos como recursos a ser explotados de la manera más rápida y eficiente, sacando el mayor provecho, y descartándolos lo antes posible, lo hemos perfeccionado con la ayuda de las comunicaciones, la tecnología, etc. a partir de la segunda mitad del siglo XX.

ADA: Si estos virus se originan principalmente en la vida silvestre, ¿por qué muchos de ellos se transfieren a humanos desde animales de granja, como cerdos y aves de corral? ¿Es una consecuencia de su crianza en condiciones de hacinamiento?

SD: Es así, esas condiciones hacen que estén más inmunodeprimidos, o sea que sean mucho más susceptibles de infectarse a partir del contacto con un animal silvestre portador de un virus. Además, el virus tiene la oportunidad de pasar de un animal a otro al encontrar muchísimos animales juntos, por lo que es mucho más probable que surjan nuevas variantes evolutivas. Y no estoy hablando de la cría tradicional y poco intensiva, sino concretamente de la industria.

ADA: El tan difundido cambio climático que está sufriendo nuestro planeta ¿qué relación tiene con la expansión frecuente de estas enfermedades? ¿Hay alguna relación con la pérdida de biodiversidad?

SD: En algunos casos uno puede decir que el cambio climático favorece las zoonosis (enfermedades que se transmiten de animales a humanos), ya que por ejemplo el vector de una enfermedad puede llegar a lugares donde antes no podía porque eran demasiado fríos. Pero yo me animaría a decir que el cambio climático no es la causa primaria del aumento de las epidemias y pandemias transmitidas por virus, sino que tanto el cambio climático, como la pérdida masiva de la biodiversidad, como las pandemias o epidemias cada vez más frecuentes, son todos síntomas del mismo modelo actual de apropiación de la naturaleza, que de alguna manera desteje el tapiz conectado de la vida. Por lo tanto, la creciente desigualdad, las continuas pandemias, el cambio climático y la pérdida de diversidad biológica son todos síntomas asociados, vienen todos juntos.

ADA: Parece casi como un efecto dominó, que una cosa lleva a la otra.

SD: Exactamente. Son todos dependientes del mismo problema de base y se sinergizan unos a otros. Digamos que, si hubiera una forma hipotética de parar totalmente el cambio climático, pero no el resto de las consecuencias negativas del modelo de apropiación, no frenaríamos las pandemias totalmente, solamente frenaríamos la partecita que se habría agravado por el cambio climático. Porque el cambio climático también es un síntoma y no una causa.

ADA: Durante los primeros meses de confinamiento vimos un resurgir de la naturaleza, con bajas en los niveles de contaminación y la aparición de animales silvestres en zonas urbanas. ¿Hay posibilidades de que esto se mantenga, o ya estamos volviendo a niveles prepandemia o de “vieja normalidad”?

SD: Esa recuperación que vimos es de alguna manera lo que yo llamo una “prueba de concepto”, o sea una muestra de la fantástica resiliencia de la naturaleza, en el sentido que si se le da una pequeña oportunidad se recupera. Además, demuestra que si uno pudiera hacerlo a gran escala funcionaría.

Claramente esa ínfima recuperación de esos meses no alcanza, de la misma manera que todo el carbono que dejamos de emitir durante esos meses por la pandemia tampoco alcanza para frenar el cambio climático. Yo veo que, hasta ahora -si bien no estoy perdiendo las esperanzas en absoluto-, las medidas que han tomado la enorme mayoría de los gobiernos del mundo han sido pensadas para atajar la pandemia en lo económico y social, más que favorecer a una recuperación o a una nueva normalidad en cuanto al cambio climático. Todo lo contrario, esas medidas han agregado efectos negativos a los que ya veníamos teniendo antes de la pandemia, en su mayoría le restan a la recuperación del clima y la biodiversidad. Eso es bastante preocupante de ver, ya que la gran mayoría de los países del mundo siguieron ese camino. Yo creo que hace falta, y que es técnicamente posible, muchísima más decisión de los gobiernos, no solamente en el discurso sino en las acciones.

ADA: ¿Qué hace falta para que se concrete una “nueva normalidad” pero con menos pandemias? ¿Qué tiene que ver esto con el llamado enfoque de “una sola salud”, y de qué se trata este enfoque?

SD: El enfoque de una sola salud, del que yo claramente no soy especialista y tampoco lo inventé, tiene unos cuantos años ya dentro de lo que es la epidemiología ecológica. Este enfoque dice que no se puede pensar la salud de las personas individuales sin pensar la salud social, no se puede pensar la salud física sin pensar en la salud mental y social, y no se puede pensar la salud humana sin pensar en la salud del resto de la vida sobre la Tierra. La idea es que nosotros no somos ni una desgracia que le pasó al planeta, ni estamos separados del resto de los seres vivos, y tampoco somos los amos del mundo, sino que somos una hebra más, una hebra importante en cuanto a agencia, número y biomasa, pero una hebra más al fin en el tapiz de la vida. Entonces, una sola salud dice: o tenemos salud todos o no hay forma de que ninguno de los componentes la tenga. De alguna manera es una especie de extrapolación de la famosa frase “nadie se salva solo”, pero ya no dentro de los humanos, sino trascendiendo los humanos y todo el resto de lo que está vivo sobre la Tierra.

La idea es tomar consideraciones que cuiden el clima, la biodiversidad y el ambiente en general en todos los lugares donde vivimos las personas, no solamente en el parque nacional impoluto, sino en la ciudad, en la calle, en las veredas, en los campos, y en todos los lugares donde uno está. En los campos agrícolas, en los caminos, ahí contribuimos concretamente a la salud humana. La pandemia sorprendió a un montón de gente, pero los especialistas hacía ya varios años que estaban esperando que surgiera la llamada “enfermedad X”, porque estaban dadas todas las condiciones para que llegara, y estuvimos haciendo todo lo posible para que se diera.

ADA: En base a todo esto que ha contado, ¿qué deberían tener en cuenta los gobiernos antes de aplicar nuevas medidas de políticas públicas de reactivación postpandemia, para poder revertir la situación sanitaria y ambiental actual? Y lo que es más importante ¿estamos a tiempo de revertirlas?

SD: Nosotros analizamos una serie muy importante de modelos, de escenarios y de proyecciones, para saber si era físicamente posible revertir la situación o frenar bastante la tasa de deterioro, y la respuesta corta es sí, todavía es posible, pero no por mucho tiempo. No es ciencia ficción, pero la ventana de tiempo, en la que todavía es posible cambiar antes de que sea demasiado tarde, se está cerrando rápido y hay que actuar urgentemente.

En cuanto a qué hacer, para mí hay una serie muy grande de medidas que se pueden aplicar, pero básicamente se resume a dos o tres cosas. Primero, dejar de dañar. La semana pasada, en la primera parte de la Cumbre de la Biodiversidad en China, hubo algo que realmente nos sorprendió a los asistentes. Los gobiernos se llenaban la boca con grandes aspiraciones, comprometían un montón de palabras para el momento, como por ejemplo crear parques nacionales, cosas medio grandilocuentes, pero no ofrecían nada para detener aquellas cosas que están dañando la diversidad todos los días, como por ejemplo actividades agrícolas, energéticas, de infraestructura y de comercio internacional, que tienen unos subsidios gigantescos y que está probado que dañan la biodiversidad.

Concretamente, parar de dañar es el primer paso para curar. ¿Cómo curar? Bueno, internalizar los costos reales de mucha de la producción de todo tipo, como la agrícola, la energética, la de indumentaria, que hoy en día son rentables para quienes las llevan a cabo porque no están pagando los costos reales sociales y ecológicos, que los pagamos absolutamente todas las personas y el resto de lo vivo.

Otra cosa que se habla mucho es de integrar, o sea en la legislación, en las políticas agrícolas, de transporte y educativas. En todos los aspectos del quehacer público, no sólo en la política ambiental, introducir consideraciones y salvaguardas de biodiversidad. De la misma manera que se incluyen consideraciones de respeto a los derechos humanos, de igualdad de género, todo ese tipo de cosas que hoy en día están integradas en todos los quehaceres, lo mismo hay que hacer con la salud humana y la salud del resto de lo vivo sobre la Tierra.

Y la última medida es imaginarse. Con esto quiero decir que no hay que pensar que ese futuro mejor es ciencia ficción. Darse cuenta de que no es parte de la naturaleza humana seguir con este modelo, sino poder imaginarse un modelo un poco distinto para que pueda ocurrir y que sea pronto.

ADA: Habló en algún momento de que hay mucho dinero invertido en lo que hace daño. Los cambios que se proponen para revertir el daño también implicarían grandes sumas de dinero. ¿Cómo se puede convencer a los gobiernos para que inviertan en esto último, y que dejen de invertir en aquello que hace daño pero que a ellos les significan grandes dividendos en el corto plazo?

SD: Es una cuestión de balance de poder. El tema de juntar la evidencia, de destilarla, y de ponerle un formato que todos entiendan, creo que la comunidad científica lo ha hecho. Me parece que nunca hizo un esfuerzo tan grande como en los últimos tres o cuatro años para acercar toda la evidencia en el formato más útil, tanto en clima como en biodiversidad. Lo que falta ahora es la capacidad de agencia, la determinación de aquellos que tienen el poder de decisión. Y ahí estoy hablando de los gobiernos, de las grandes corporaciones, muchas de las cuales llegan a mover mundialmente más recursos que algunos gobiernos. Y también estoy hablando de quienes eligen a los gobiernos, y por lo tanto les pueden poner presión.

Yo creo que es un tema de balances de poder en la sociedad. ¿Y cómo se dan vuelta los balances de poder? Bueno, se les da vuelta de la misma manera que como se hace con tantas otras cosas, esto no es excepción. Por más que la ciencia esté clara, si no hay suficiente poder construido las cosas no pasan. Yo no pierdo la esperanza de que esto ocurra, porque dentro de diez años la oportunidad realmente no va a ser la misma. Todos los modelos muestran que nuestra posibilidad de actuar para un futuro mejor y más justo claramente no va a ser la misma dentro de diez años. Entonces yo espero que los gobiernos vean la luz o sientan el fuego de la presión de abajo y tomen compromisos suficientemente responsables en la práctica, más allá de las promesas. El dinero está, es una cuestión de redistribuirlo de un tipo de actividades a otro tipo de actividades.

ADA: Cuando habló de esa famosa ventana para lo cual ya no habría vuelta atrás, ¿de cuánto tiempo estamos hablando?

SD: Muy pocas décadas, básicamente entre diez y treinta años, y estoy siendo un poco generosa con los treinta. No es que la especie humana va a desaparecer en diez años, estamos hablando de la posibilidad de parar una gran cantidad de extinción de especies, frenar una gran destrucción de ecosistemas, detener cambios en los parámetros climáticos del planeta que realmente pueden tener consecuencias terribles a nivel de alimentación, de bienestar humano, de grandes migraciones.

No voy a repetir lo que dijo muy bien el informe internacional del clima de hace un par de meses. Las ventanas de tiempo para la biodiversidad son básicamente las mismas que para el clima. Básicamente es eso que dicen en algunas disciplinas orientales o en otros contextos, “el tiempo es ahora”. Yo creo que para esto el tiempo de las acciones es ahora.

Por otro lado, hay ejemplos en la historia reciente del planeta, de que ante grandes desafíos y ante el convencimiento de los gobiernos y la gente, pueden ocurrir cambios que nadie se imaginaba. Estaba leyendo un artículo que contaba el brutal cambio tecnológico en el que se embarcó el gobierno de los Estados Unidos ante la Segunda Guerra Mundial. El cambio que hizo a nivel energético, tecnológico, del sistema de producción, y todo lo que logró hacer en un par de años se convirtió en algo que nadie pensaba que fuera físicamente posible. Fue increíble, superó cualquier historia de ciencia ficción. No estamos hablando de los fines, pero quiero decir que cuando está la decisión y cuando existe consenso en que es algo necesario, realmente se lo puede hacer. El tener el porcentaje de vacunación que tenemos hoy en el mundo -a pesar de que podríamos tener más-, y que en tan poco tiempo tengamos vacunas, parecía una historia de ciencia ficción hasta hace un par de años. Todo esto demuestra que cuando existe la decisión política, los recursos aparecen.

Quizás luego de leer esta nota, a muchos de los lectores les quede un sabor amargo. Asimilar las palabras de una científica experta como la Dra. Sandra Díaz sobre la situación actual del planeta no es fácil, sobre todo cuando estas palabras se reafirman con lo que vemos todos los días en los medios, y a veces incluso con solo salir a la calle. Pero dentro de esas experimentadas palabras también se habla de oportunidades para revertir el daño que estamos causando como humanidad, y que también nos afecta como parte de los seres vivos de este planeta. Los gobiernos deben aprovechar esas oportunidades lo antes posible, pero también parte de la responsabilidad para cambiar está en cada uno de nosotros. Desde nuestro trato hacia la naturaleza (nosotros incluidos), hasta la toma de decisiones inteligentes a la hora de elegir a nuestros gobernantes. Nos queda poco tiempo. Parece escaso, pero por suerte todavía lo tenemos. Y si aún les queda ese sabor amargo, no olviden que la esperanza es lo último que se pierde.

Por: Alberto Díaz Añel (IMBIV-CONICET-UNC y Grupo InformAR Covid-19)

Nota realizada para el CCT Córdoba (enlace directo: https://cordoba.conicet.gov.ar/buscando-una-salida-a-la-epidemia-de-pandemias/).

También se puede acceder al video de la entrevista en nuestro canal de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=6be82daQtS4&t=1s

Premios «Fronteras del conocimiento»

La ceremonia de las ediciones XII y XIII de los Premios Fronteras del Conocimiento ha puesto de relieve el valor de la ciencia y la cultura para afrontar los grandes desafíos globales a los que se enfrenta la humanidad más allá de la pandemia, como la emergencia medioambiental, la profunda transformación tecnológica y el riesgo de nuevas crisis económicas. El acto, celebrado en el Palacio Euskalduna de Bilbao, ha reconocido a 35 líderes mundiales en investigación científica y creación artística, entre ellos la Dra. Sandra Díaz, miembro de nuestro Instituto.

Pueden acceder a todos los discursos de los galardonados para este premio en el siguiente enlace: https://www.premiosfronterasdelconocimiento.es/noticias/visiones-del-conocimiento-los-discursos-de-los-galardonados-en-los-xii-y-xii-premios-fronteras/

También pueden escuchar el discurso de la Dra. Sandra Díaz accediendo al enlace: https://www.youtube.com/watch?v=X_vHfgBIFQY

Libro «USO SOSTENIBLE DEL BOSQUE. Aportes desde la Silvicultura Argentina»

Esta semana se presentó el libro: «USO SOSTENIBLE DEL BOSQUE. Aportes desde la Silvicultura Argentina» publicado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.

El libro es un aporte que sintetiza el estado actual del conocimiento sobre el manejo histórico y actual de las distintas regiones forestales del país, y proponen alternativas de manejo desde lo predial hasta lo regional, abordando propuestas silviculturales para cada región. Fue elaborado por 138 especialistas de todo el país pertenecientes a distintas instituciones académicas y de gestión.

Desde el IMBIV, junto con Carolina Torres, participamos en varios de los capítulos del libro.

Pueden descargarlo gratis en el siguiente sitio:

https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2021/09/uso_sostenible_del_bosque_web.pdf

CONCURSO PARA DIRECTOR IMBIV-CONICET-UNC

Les informamos que la UNC y CONICET llaman a concurso para Director del IMBIV-UNC-CONICET.

La inscripción estará abierta entre el 20 de septiembre y el 22 de octubre de 2021.

La Secretaría de Ciencia y Tecnología realizó la difusión en el Boletín Oficial de la Provincia de Córdoba y en sus redes sociales.

Archivos adjuntos:

Solicitada Boletín Oficial Provincia de Córdoba

Conformación del Jurado (RHCS-2021-305-E-UNC-REC)

Causas y consecuencias de la disminución de polinizadores silvestres

Investigadores del CONICET participaron de un estudio internacional que evalúa la importancia de los distintos factores y riesgos asociados a esta tendencia global.

Esta nota fue publicada en el sitio web institucional del CONICET: https://www.conicet.gov.ar/causas-y-consecuencias-de-la-disminucion-de-polinizadores-silvestres/

La polinización animal es un proceso ecológico clave para el éxito reproductivo de casi el 90 por ciento de las plantas con flores silvestres y cerca del 75 por ciento de los cultivos de interés agronómico o cultural. No obstante, y pese a que la demanda de los servicios de polinización se encuentra en alza, hay evidencias de que las poblaciones de polinizadores se encuentran en declive, así como de que existen déficits en la producción de cultivos que pueden estar  asociados a una polinización insuficiente.

En 2016, la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES, por su sigla en inglés) publicó un informe sobre polinización, polinizadores y producción de comida, en el que destacó las ocho principales causas (drivers)  vinculadas de forma directa a la disminución de polinizadores, y los diez impactos más importantes asociados a este fenómeno.

Las evidencias existentes sobre la pérdida de polinizadores, junto con la advertencia de la importancia del servicio ecosistémico que estos animales prestan a la humanidad, sobre todo a través de su rol en la producción de alimentos, dio impulso a una preocupación global y derivó en que se generen, en diferentes naciones, planes y estrategias para contrarrestar esta tendencia.

Recientemente, un estudio internacional, a partir de la consulta a veinte especialistas de diferentes lugares del mundo -de la que participaron científicos del CONICET- evaluó el peso y ordenó por importancia las causas y riesgos asociados con la disminución de polinizadores, tanto a nivel global como para seis diferentes regiones (África, Asia-Pacífica, América del Norte, América Latina, Europa y Australia/Nueva Zelanda). Los resultados fueron publicados hoy en la revista Nature Ecology & Evolution.

Los tres investigadores del CONICET que participaron del trabajo y que, además, ya habían colaborado en el informe de la IPBES son: Marcelo Aizen, del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCOMA), Leonardo Galetto, del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC) y Lucas Garibaldi, del Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (IRNAD, CONICET-UNRN).

La evaluación de la importancia cuantitativa de la causas e impactos de la pérdida de poblaciones de polinizadores fue llevada adelante mediante un método de consenso formal, basado en las opiniones y puntuaciones anónimas de veinte expertos/as de diferentes regiones del mundo (la mayor parte de los cuales formó parte también del informe de la IPBES) a lo largo de tres rondas, que estuvieron mediadas por una puesta en común detallada (entre la primera y la segunda ronda de puntuaciones), que tuvo lugar en Reading, Reino Unido, en 2017. Además de señalar la importancia de cada ítem (fueran causas o riesgos) para el mundo en general y para cada una de las seis regiones consideradas, el trabajo, así como la metodología empleada, toma en cuenta el grado de acuerdo en los diferentes puntos y la suma de evidencias científicas en relación a una escala de certidumbre sobre el conocimiento específico.

Los factores que impulsan la disminución de los polinizadores

Los ocho factores o drivers identificados en el informe del IPBES como causantes directos de la disminución de polinizadores, y cuya importancia fue evaluada por los expertos que participaron en el trabajo publicado en Nature Ecology & Evolution, son: 1) cobertura y configuración de la tierra; 2) manejo de la tierra; 3) usos de pesticidas; 4) manejo de polinizadores; 5) cambio climático; 6) especies exóticas invasoras; 7) pestes y patógenos y 8) organismos genéticamente modificados.

“La evaluación que realizamos permite observar patrones generales a nivel global y percepciones particulares según regiones. El principal factor de la pérdida de la biodiversidad de polinizadores en el mundo aparece asociado a los cambios en el uso del suelo, que acá llamamos ´cobertura y configuración de la tierra´, y está vinculado con las transformaciones en el paisaje, incluida la destrucción de hábitats naturales y la fragmentación de los mismos. El manejo de la tierra, que está asociado a las actividades que las personas realizan en determinados tipos de cobertura terrestre (excluyendo, por una cuestión metodológica, el uso de pesticidas), es el segundo. La utilización de pesticidas es, justamente, el tercero en importancia. Esto va de la mano con lo que se percibe que son los principales factores de pérdida de biodiversidad en general en el mundo, tal vez con un peso mayor del uso de pesticidas, que aunque también impacta sobre otras poblaciones, por ahí no tanto como sobre los polinizadores”, explica Lucas Garibaldi.

Los factores que, de acuerdo al consenso de los especialistas, tienen mayor relevancia en la pérdida de polinizadores en América Latina (que resultan, además, los mejor establecidos por la evidencia científica) son los mismos que para el mundo en general: transformaciones en el paisaje, manejo local de la tierra y uso de pesticidas. Aunque no es un punto tan firmemente establecido, si se hace la comparación con lo que ocurre en otras regiones y en el mundo en general, en Latinoamérica, la introducción de organismos genéticamente modificados parece tener un mayor peso relativo en la disminución de polinizadores.

“Hay que tener en cuenta que discriminar individualmente la importancia de cada uno de los factores que impactan sobre la biodiversidad de polinizadores no es sencillo, porque en general actúan de forma simultánea y asociados entre sí. Por ejemplo, el pasaje de un suelo cubierto con distintos cultivos a una situación de monocultivos está relacionado con mayor uso de pesticidas. Entonces es difícil separar y distinguir cuánto del efecto sobre los polinizadores se debe a la homogeneización del hábitat y cuánto a los pesticidas”, subraya Marcelo Aizen.

Aunque el cambio climático no aparece como uno de los drivers que más peso tienen en lo que refiere a la disminución de los polinizadores, tanto en el mundo como en Latinoamérica, de acuerdo con los investigadores, esto no quiere decir que no sea importante, sino, probablemente, que actúa a una escala más lenta y de forma menos inmediata que, por ejemplo, la destrucción o fragmentación de un hábitat natural.

Riesgos directos de la disminución de polinizadores

Los diez principales riesgos directos de la disminución de polinizadores y de la polinización, de acuerdo con el informe de la IPBES, son: 1) déficits en la polinización; 2) inestabilidad en el rendimiento de los cultivos; 3) mermas en la producción de miel y otros productos de colmena; 4) disminución, en el largo plazo, de la capacidad del sistema de producción de comida para recuperarse de situaciones adversas; 5) reducción en la disponibilidad de frutos silvestres; 6) merma en los polinizadores manejados; 7) declive en la diversidad de polinizadores silvestres; 8) pérdida de diversidad de plantas silvestres; 9) pérdida del valor estético, felicidad o bienestar asociados con polinizadores silvestres o plantas silvestres; 10) pérdida de formas de vida o prácticas culturales tradicionales en las que los polinizadores juegan un papel integral. Mientras las primeras siete son consideradas por su impacto en la producción de alimentos, las últimas cuatro se consideran que tienen consecuencias, sobre todo, para lo que se conoce como diversidad biocultural.

“La diversidad biocultural está relacionada con las culturas tradicionales en interacción con los distintos grupos de organismos en el paisaje, que generalmente están menos urbanizadas que la occidental y persisten en los territorios, y cuya presencia es más frecuente en Latinoamérica, África y ciertos lugares de Asia. Estas culturas y sus modos de vida dependen también de la diversidad de polinizadores, al tiempo que sus prácticas también favorecen su conservación. Resulta importante contemplar también estos impactos, además de aquellos vinculados al rendimiento de los cultivos o la cantidad de alimentos que se producen”, señala Leonardo Galetto.

Diferencias entre Sur y el Norte

Los riesgos vinculados a la disminución de polinizadores parecen ser una mayor amenaza para lo que se conoce como Sur Global (sobre todo para América Latina y África) que para Europa, América del Norte o Australia y Nueva Zelanda.

“Las diferencias entre el Sur Global (SG) y el Norte Global (NG) responden a cuestiones como las distintas tasas de deforestación y de destrucción de hábitat. Para dar una idea, mientras en el GN la masa forestal se incrementa, en el GS decrece a expensas de la expansión de monocultivos, como la soja en Latinoamérica y el aceite de palma en el sudeste asiático. En este sentido, la heterogeneidad del paisaje contribuye a conservar la biodiversidad de polinizadores”, destaca Aizen.

“Las diferencias regionales respecto de los riesgos están relacionadas con la historia de cada una de estas regiones. Mientras en Europa, por ejemplo, la cobertura del suelo ya está muy modificada por actividades humanas y no hay tanto por alterar, en América Latina, hay grandes regiones biogeográficas que se están transformando de manera activa en la actualidad”, agrega Galetto.

¿Qué se puede hacer para revertir la situación?

De acuerdo con los científicos, para contrarrestar la tendencia a perder polinizadores se pueden tomar diferentes medidas. En ese sentido, una tarea importante, en lo que refiere a América Latina, es incrementar el conocimiento sobre la diversidad de polinizadores presentes en la región.

“Es clave pensar cómo se puede reglamentar para incrementar la heterogeneidad en el uso de la tierra. Por ejemplo, que no se pueda sembrar más de cierta superficie con un mismo cultivo”, indica Aizen.

“También se podría, por ejemplo, dejar de fumigar los bordes de alambrados y permitir que esa vegetación crezca, lo que ya les garantiza a los polinizadores un mini corredor biológico que va integrando distintas áreas naturales o semi-naturales en el paisaje”, indica Galetto.

Los investigadores destacan que esta evaluación por expertos permitió dar continuidad a lo que ya se había comenzado a trabajar cuando se realizó el informe de la IPBES. “Es interesante porque si bien la metodología de este trabajo es diferente a la del informe, las conclusiones no difieren demasiado. Se trata de estudios que se complementan muy bien”, concluye Garibaldi.

Por Miguel Faigón

Referencia bibliográfica

Dicks, L.V., Breeze, T.D., Ngo, H.T. et al. A global-scale expert assessment of drivers and risks associated with pollinator decline. Nat Ecol Evol (2021). https://doi.org/10.1038/s41559-021-01534-9

Incorporan a investigadoras e investigadores del CONICET a la Academia de Cs. de América Latina

Entre ellos dos investigadores del CONICET Córdoba, se trata de Sandra Díaz y Hugo Lujan

Anualmente la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL) suma a investigadoras e investigadores de la región. De los dieciséis académicos latinoamericanos que se incorporaron este año, siete son del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET): Hugo Lujan, Raquel Chan, Sandra Diaz, Oscar Campetella, Maria Isabel Colombo, Luis Mayorga y Damasia Becu. Dicha incorporación es por sus logros y contribuciones al conocimiento.

La Academia fue creada para honrar la memoria de Simón Bolívar por un grupo de investigadores científicos de América Latina, entre los cuales estuvo Andrés Stoppani, reconocido investigador del CONICET. Fue en una reunión en la Pontificia Academia de Ciencias en 1982 donde se estableció su sede permanente en Caracas.

Uno de los objetivos fundamentales de la Academia es promover y contribuir al desarrollo de las ciencias matemáticas, físicas, químicas, de la vida y de la tierra y sus aplicaciones en beneficio del desarrollo y de la integración humana, cultural y social de América Latina y el Caribe. Con ese propósito, ACAL desarrolla programas de cooperación que comprenden la divulgación de los eventos científicos regionales, la evaluación permanente del potencial de investigación de América Latina y el Caribe, el intercambio de investigadores, la transferencia de conocimientos y la formación de redes regionales de investigación. Además, fomenta y realiza estudios de política científica y fomenta el interés por la ciencia en los diferentes niveles educativos y entre toda la población.

En la actualidad, cuenta con más de 250 miembros de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. Dichos académicos son investigadores reconocidos nacional e internacionalmente por sus contribuciones al conocimiento científico.

Fuente: CONICET Córdoba: https://cordoba.conicet.gov.ar/incorporan-a-investigadoras-e-investigadores-del-conicet-a-la-academia-de-cs-de-america-latina/

XXIII SIMPOSIO NACIONAL DE QUÍMICA ORGÁNICA

Tenemos el agrado de invitarlos a participar del XXIII SIMPOSIO NACIONAL DE QUÍMICA ORGÁNICA, el cual se realizará del 15 al 18 de noviembre de 2021 de manera virtual y que es organizado por la Sociedad Argentina de Investigación en Química Orgánica (SAIQO).

Tradicionalmente el Simposio aborda diferentes temáticas que convergen en las diversas ramas de la Química Orgánica tales como Síntesis, Fisicoquímica Orgánica, Química de Productos Naturales y Bioorgánica, entre otras. Más información en el sitio web del Simposio: https://sinaqo.congresos.unc.edu.ar

En esta oportunidad, hemos incluido un Ciclo de Conferencias denominado XXIII SINAQO -Virtual Opening Meetings (VOMs) a realizarse el 24 de junio, 26 de agosto y 22 de septiembre próximos. El objetivo de estos encuentros previos es profundizar en aspectos relacionados a la Química Orgánica básica y sus aplicaciones en salud, impacto en innovaciones tecnológicas y vínculo academia-industria, química sustentable.

Toda la información y detalles de esta edición del SINAQO junto a los VOMs previos, está disponible en nuestra página web, y en nuestras redes sociales, Facebook (XXIII Sinaqo), Instagram y Twitter (@xxiii_sinaqo).

¡Esperamos contar con su participación!

Comisión OrganizadoraXXIII SINAQO

Rechazo del Estudio de Impacto Ambiental Obra “Alternativa Ruta Nacional N° 38″

Los invitamos a descargar la nota enviada por el IMBIV-CONICET-UNC a la Secretaría de Ambiente del Ministerio de Coordinación de la Provincia de Córdoba, solicitando el rechazo del Estudio de Impacto Ambiental Obra “Alternativa  Ruta Nacional N° 38: Tramo Variante Costa Azul – La Cumbre”, por considerarse una alternativa que atenta contra la conservación de los ecosistemas nativos de Córdoba,  los servicios ecosistémicos que éstos proveen, el patrimonio arqueológico y cultural y por no proponer mecanismos de restauración y remediación adecuados de los ecosistemas involucrados en la propuesta.

Pueden descargar la nota en el siguiente enlace:

https://imbiv.conicet.unc.edu.ar/wp-content/uploads/sites/12/2021/04/Autovia-2021-IMBIV-final.docx

Científicos piden que se entienda la biodiversidad de forma plural para ayudar a hacer frente a su deterioro a nivel global

Nuevo artículo publicado en la revista Nature Sustainability

La biodiversidad suele definirse de forma científica y técnica, centrándose sobre todo en las especies. Por ello, muchos programas de conservación se centran en la protección de especies carismáticas y en la creación de zonas estrictamente protegidas, a menudo consideradas como espacios naturales o en estado prístino. Sin embargo, el concepto científico de la biodiversidad proporciona una base frágil para la acción en materia de protección de la naturaleza, ya que deja de lado las múltiples formas en que las personas conocen, valoran, dependen y cuidan la naturaleza.

Un reciente artículo en la revista científica Nature Sustainability sostiene que esta la definición que se da a la biodiversidad está contribuyendo a la falta de avances en la lucha contra la perdida de la biodiversidad a nivel mundial.  El desajuste entre la forma de concebir y valorar la naturaleza por parte del movimiento conservacionista y de la gente corriente, incluidas las comunidades marginadas, es una fuente de conflictos. El artículo, «La biodiversidad y el reto del pluralismo», ofrece una serie de recomendaciones para la ciencia, la política y la práctica de la conservación de la biodiversidad.

El artículo ha sido escrito por un equipo interdisciplinario de científicos, procedentes de la economía, las ciencias políticas y sociales, la geografía y la ecología, incluyendo a  Sandra Díaz, investigadora del CONICET y docente de la Universidad Nacional de Córdoba. El artículo incide en que la idea de biodiversidad se abra más allá de las perspectivas limitantes que actualmente dominan la ciencia, el movimiento conservacionista y la política a nivel local, nacional e internacional. Sostiene que una reconsideración del uso del concepto de biodiversidad más abierto a diferentes perspectivas y valores humanos, podría hacer frente a los múltiples y multiniveles factores que conducen a la actual crisis de la naturaleza a nivel global.

Los autores hacen hincapié en la importancia de reconocer todas las diferentes formas en que la naturaleza importa a las personas: no sólo la diversidad de especies, sino la diversidad de toda la vida en la Tierra y las diferentes relaciones entre todas las formas de vida, incluidas las personas. Esta perspectiva «pluralista» podría transformar la aceptabilidad de las políticas y acciones dirigidas  a la conservación de la biodiversidad y el éxito de la mismas.

La definición de naturaleza no es sólo una cuestión semántica. El pensar a la naturaleza como el tapiz vivo del que todas las personas forman parte o como un paraíso prístino intocado y remoto para el disfrute de una minoría privilegiada determina las preguntas que nos hacemos sobre ella y las acciones que tomamos” explica Díaz.

El artículo también sostiene que es necesario un nuevo enfoque de la ciencia de la conservación, que pueda captar los múltiples valores de la biodiversidad.  Ese enfoque pluralista podría tender puentes entre un conjunto más amplio de ciudadanos preocupados por la naturaleza y cuestionar la idea de que existe un choque inevitable entre la naturaleza y el bienestar humano. Así mismo, los autores defienden que un enfoque pluralista que reconozca las necesidades y formas de conocimiento de los actores que tienen interés en la conservación y se ven afectados por ella podría hacer frente a la larga historia de conflictos sociales en nombre de la conservación de la biodiversidad. Lo que se necesita es un enfoque de la conservación que respete los derechos de las comunidades marginadas, especialmente los pueblos indígenas, cuyos conocimientos ecológicos tradicionales y prácticas sostenibles siguen siendo vitales en muchos países para la protección de la naturaleza.

La creciente desigualdad social a nivel mundial acompaña a las tendencias de deterioro de la biodiversidad. Los autores afirman que es urgente entender bien cuáles son las causas subyacentes de la crisis socio-ecológica global. Para ello, defienden que hay que tener en cuenta las relaciones de poder en la sociedad y los fuertes intereses creados, así como las responsabilidades diferenciadas en la pérdida de biodiversidad. Esto es necesario para determinar quién se beneficia de la destrucción de la naturaleza y cómo se le puede poner fin.

“La ciencia y práctica de la biodiversidad está empapada de juicios de valor. Lo que proponemos es hacer eso explícito y abrazar la pluralidad de valores, las distintas miradas.  Eso no sólo haría las políticas y acciones de conservación y uso de la naturaleza más legítimas, sino más efectivas “ agrega la investigadora.

Este nuevo artículo en Nature Sustainability está pensado para contribuir al debate científico-político  que va a tener lugar en la próxima Cumbre sobre la Biodiversidad organizada por el Convenio sobre la Diversidad Biológica, que se celebrará en octubre de 2021 en Kunming (China). Los autores del artículo esperan que sus llamamientos al pluralismo contribuyan a informar sobre el establecimiento de nuevos objetivos, metas e indicadores de biodiversidad para las próximas décadas.

Información práctica:

Se podrá acceder al artículo aquí: https://dx.doi.org/10.1038/s41893-021-00694-7

Las consultas pueden dirigirse al primer autor Unai Pascual: unai.pascual@bc3research.org o a Sandra Díaz (sandra.diaz@unc.edu.ar).

Sandra Díaz fue reconocida con el “Premio Fronteras del Conocimiento” de la Fundación BBVA

Los invitamos a leer las notas sobre este importante premio que otorga la Fundación BBVA en la categoría de Ecología y Biología de la Conservación:

https://www.premiosfronterasdelconocimiento.es/noticias/premio-fronteras-del-conocimiento-a-sandra-diaz-sandra-lavorel-y-mark-westoby-por-catalogar-los-rasgos-de-las-plantas-y-sus-funciones-en-los-ecosistemas-de-todo-el-planeta/

https://www.conicet.gov.ar/sandra-diaz-fue-reconocida-con-el-premio-fundacion-bbva-fronteras-del-conocimiento/

Premio “Lic. Anna Peretti” al mejor trabajo científico en el Primer Congreso Argentino de Semillas

Con mucho orgullo queremos informarles que el trabajo “Incorporación de films activos en el interior de silo bolsas para la conservación de granos de maíz. (Zea mays)”, en el que participaron varios miembros de nuestro Instituto, ha recibido el Premio “Lic. Anna Peretti” al mejor trabajo científico en el Primer Congreso Argentino de Semillas.

¡Felicitaciones!

Compartimos con ustedes el póster del trabajo premiado:

Pueden bajar la versión PDF del póster (mejor resolución) en el siguiente enlace: https://imbiv.conicet.unc.edu.ar/wp-content/uploads/sites/12/2020/11/Poster-Gigena-et-al-2020.pdf

Título: Incorporación de films activos en el interior de silo bolsas para la conservación de granos de maíz. (Zea mays)

Autores: Gigena G.; Goñi M.L.; Gañan N.A.; Martini R.E.; Usseglio V.L.; Basso A.V.; Zygadlo J.A.; Strumia, M.C.; Herrera J.M.

Disertante: Dra. Jimena Herrera

La necesidad de objetivos ambiciosos y bien articulados para enfrentar el deterioro de la biodiversidad

Fruto piperacea. Foto: Gentileza Daniel M. Cáceres.

Fuente: CONICET

En una publicación en la revista Science, un equipo internacional de científicos, liderado por Sandra Díaz, investigadora superior del CONICET, propone un abordaje integral de las nuevas metas de la ONU para la naturaleza.

Sandra Díaz, investigadora superior del CONICET, es la principal autora de un trabajo publicado hoy en la revista Science en el que se ofrece un análisis de los objetivos propuestos por el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD), un instrumento internacional de la ONU integrado por más de 196 países, incluyendo Argentina.

Cada diez años el CBD se reúne para fijar prioridades mundiales y adoptar planes de trabajo en pos de “la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos”.

Este trabajo presenta los resultados del análisis de los objetivos sobre biodiversidad 2020-2030, y fue realizado por un equipo internacional de 60 investigadores de 26 países dirigido por científicos de la Comisión de la Tierra, que analizaron la evidencia científica a favor o en contra de estos objetivos para orientar las futuras decisiones en materia de conservación y uso sostenible de la biodiversidad.

Las recomendaciones que surgen del documento se pueden resumir en que los objetivos abarquen todas la facetas de la biodiversidad (por ejemplo, ecosistemas, especies, diversidad genética y contribuciones de la naturaleza para la gente), que estén articulados unos a otros, y que sean ambiciosos.

“Hay quien piensa que debería tenerse un solo objetivo ‘bandera’, centrado en una sola de estas facetas, -como la extinción de especies o la extensión de los ecosistemas naturales-, pero es mucho más seguro tener objetivos específicos y explícitos para cada una de las facetas principales de la diversidad. Es el modo de asegurarse de que ninguna de ellas se quede atrás, ya que todas son necesarias para alcanzar la visión compartida adoptada por la CBD de ‘Vivir en armonía con la naturaleza’”, explica Díaz, quien co-presidió la Evaluación Global de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), y es integrante del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC).

“Necesitamos tejer una una red de seguridad con múltiples objetivos ambiciosos, para la naturaleza y la gente será un gran desafío global, pero a menos que lo hagamos, dejaremos enormes problemas para las generaciones futuras”, asegura.

En segundo lugar, estos objetivos deben definirse y alcanzarse de manera integral, no cada uno por separado, ya que todas las facetas de la naturaleza se afectan mutuamente.

“A menos que las diferentes facetas se contemplen juntas, y que las ambiciones sean muy altas para cada una de ellas, hay muy pocas posibilidades de hacer la transición hacia un futuro mejor y más justo para toda la vida en la Tierra”, aseguran los investigadores.

El trabajo sólo contempló aspectos biológicos, pero los autores concluyen que no considerar las dimensiones sociales y políticas al implementar acciones para lograrlos sería una receta segura para el fracaso. “Ponemos sobre la mesa una serie de elementos que, por sí mismos, no son suficientes para lograr un mejor futuro para la naturaleza y la gente, pero que son imprescindibles”, amplía Díaz.

RECUADRO: 

La Comisión de la Tierra es una comisión científica que incluye un equipo global de científicos líderes y cinco grupos de trabajo convocados por Future Earth, la red de científicos de sostenibilidad más grande del mundo. 

Referencia Bibliográfica:

Díaz S, Zafra-Calvo N, Purvis A, Verburg PH, Obura D, Leadley P, Chaplin-Kramer R, De Meester L, Dulloo E, Martín-López B, Shaw MB, Visconti P, et al. (2020). Set ambitious goals for biodiversity and sustainability: Coordinated goals and holistic actions are critical. Science DOI: 10.1126/science.abe1530

Comunicado del CCT-Córdoba por los incendios en nuestra provincia

La nota completa (con citas y enlaces) se puede descargar en: Nota Fuego CCT-Córdoba

Al Sr. Gobernador de la Provincia de Córdoba
Cdr. Juan Schiaretti
Al Sr. Presidente de la Legislatura de la Provincia de Córdoba
Cdr. Manuel Calvo
A la Sra. Presidenta del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba
Dra. María Marta Cáceres de Bollati

Lxs miembros de la comunidad de CONICET en Córdoba, a través de sus Institutos de Investigación representados por el Consejo Directivo (CD) del Centro Científico Tecnológico (CCT) CONICET Córdoba, nos dirigimos a Uds. a fin de expresar nuestra profunda preocupación por las insoslayables causas y las devastadoras consecuencias que los incendios intencionales y/o accidentales, ocurridos durante este año (pero que lamentablemente se suceden año tras año en la Provincia de Córdoba), han tenido y tienen sobre la diversidad biológica, el suelo, la regulación hídrica, el aire, los sitios arqueológicos, las economías regionales, las viviendas, la Salud Pública y la vida en general. El nivel de degradación ambiental que sufre nuestra provincia, pone en riesgo el derecho de los ciudadanos de Córdoba a vivir en un ambiente seguro y saludable.

Los impactos económicos, sociales y ecológicos ya son devastadores (248.000 ha quemadas en el último mes), y si continúan ocurriendo, serán cada vez más difíciles de revertir. Frente a esta situación, frecuentemente asociada a hechos delictivos ejercidos por algunos ciudadanos que continúan impunes, y la deficiente prevención y falta de planificación integral en relación al manejo del fuego en la provincia, consideramos menester que todo el arco político y judicial asuma los roles que les corresponden, para que:

a) se determine prontamente quiénes son los responsables materiales e intelectuales de estos incendios que constituyen delitos socioambientales gravísimos, y que los responsables sean castigados penalmente, y legalmente obligados a contribuir económicamente a la restauración de las áreas incendiadas (Ley 26.331),

b) se aplique el nivel de inversión apropiado para financiar políticas integrales de manejo del fuego, que comprendan educación y capacitación, prevención y alerta temprana, control, mitigación, remediación y restauración,

c) se hagan respetar las leyes vigentes referidas a la conservación de la categoría previamente asignada por el Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos de la jurisdicción correspondiente (art. 22b bis, Ley
27.353),

d) se convoque al proceso participativo necesario para discutir la actualización de la planificación de la Ley provincial de OTBN (Ley 9814), en función a lo normado en el art. 6, Ley 26.331,

e) se elabore cartografía de alta resolución espacial (10 m de píxel y Unidad Mínima Mapeable ≤ 1 ha), con la zonificación de las actividades que están, o no, permitidas en todo el territorio provincial, y que la misma se encuentre públicamente disponible para su utilización en Sistemas de Información Geográfica (en formatos adecuados interoperables, accesibles para todos los municipios y comunas de la provincia).,

f) y, muy especialmente, que las medidas de prevención que se propongan provengan de un análisis transdisciplinar, a fin de que no resulten un remedio ineficaz y/o inapropiado.

No se puede ignorar el informe publicado por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de Ecosistemas (IPBES, por su sigla en inglés), organismo intergubernamental conformado por más de 134 Estados, donde participaron varios investigadores de CONICET, y donde su copresidenta, Dra. Sandra Díaz, investigadora cordobesa de CONICET, es una de las más reconocidas científicas mundiales en el área de la biodiversidad y los ecosistemas. Este documento, además de detallar un deterioro generalizado de la naturaleza y de la distribución de sus beneficios a nivel global, alerta sobre el impacto que tendrá la pérdida de la biodiversidad, tal como lo que está ocurriendo a causa de los incendios.

Siempre, pero particularmente en momentos de crisis como los que estamos viviendo resulta claro que el sector de Ciencia y Tecnología tiene mucho para ofrecer y aportar a nuestra Provincia para superar esta dura instancia y construir un futuro mejor, modificar el modelo actual de desarrollo y apropiación de la naturaleza6 y reemplazarlo por otro modelo más equitativo y sustentable.

Es nuestro anhelo que el Estado Provincial comprenda la imperiosa necesidad de comenzar a transitar este camino, junto a los diversos sectores de la sociedad.

Sin otro particular, y quedando a disposición para brindar nuestra
colaboración, en nombre del CD del CCT CONICET Córdoba, saludamos a Uds. con atenta consideración.

Dra María A.PERILLO
DIRECTORA
CCT-CONICET- Córdoba

Dr.Adrián CARBONETTI
VICE-DIRECTOR
CCT-CONICET Córdoba