El Cinturón Verde de la ciudad de Córdoba (CVCC) es una zona que rodea el ejido urbano y está destinada a la producción hortícola que provee alimentos vegetales a los habitantes de la provincia. Históricamente, la mayoría de los agricultores ha residido en las fincas y aplican prácticas hortícolas convencionales que los exponen a pesticidas con efectos negativos para su salud. Esto se traslada a las hortalizas en las que, en ocasiones, se han detectado residuos de pesticidas organofosforados y organoclorados en los mercados, lo que extiende los impactos negativos de los pesticidas al consumidor. Por esta razón, algunos agricultores tomaron la decisión de minimizar el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos, comenzaron a diversificar sus cultivos e incorporar vegetación complementaria en los últimos 2-10 años, iniciando así una transición hacia la agroecología.
La agroecología es un concepto complejo y multidimensional. Aquí nos referimos a la mencionada transición como un sistema agrícola intermedio en la transición de la horticultura convencional al manejo agroecológico. Específicamente, son prácticas que reducen al mínimo el uso de agroquímicos sintéticos y apuestan a procesos ecológicos para apoyar la producción, incluyendo la regulación de plagas, el ciclo de nutrientes y el acceso de las plantas a los nutrientes mediante incremento en la biodiversidad y reducción de insumos externos.
En este contexto, la relevancia de la biota del suelo para la producción de alimentos y sostenibilidad de los agroecosistemas ha sido ampliamente reconocida, pero pocos estudios han examinado cómo manejos asociados con la agroecología afectan la composición fúngica del suelo, incluyendo hongos beneficiosos y perniciosos, y cómo esos efectos pueden repercutir en las hortalizas. Investigadoras e investigadores de las áreas Micología y Entomología del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC), desarrollaron un proyecto que involucró una serie de cuatro estudios centrados en hongos de suelos cultivados en siete fincas con horticultura convencional (HC) y otras siete en transición agroecológica (TA) en el cinturón verde de Córdoba.
Esos estudios estuvieron relacionados con: a) determinar, mediante técnicas moleculares, la composición de hongos del suelo cultivados con acelga; b) identificar las comunidades de esporas en los suelos de hongos micorrícicos que brindan beneficios nutricionales a las plantas; c) estudiar la simbiosis en raíces de lechuga con hongos benéficos y patógenos y d) evaluar la respuesta de plantas de lechuga al ataque de Liriomyza huidobrensis, una mosca que se alimenta de las hojas y daña la calidad de la hortaliza. Dentro de los hongos benéficos se estudiaron dos tipos: los micorrícicos y los endófitos radicales, los cuales facilitan a las plantas el acceso a nutrientes y la atenuación del estrés biótico y abiótico.
Resumidamente, los resultados muestran que la composición fúngica del suelo no difirió marcadamente entre los manejos. Sin embargo, el manejo TA acumuló una mayor cantidad de especies que el de HC, el cual tiende a homogeneizar más las comunidades fúngicas.
Las esporas de hongos benéficos en el suelo fueron moderadamente más diversas y abundantes en TA.
A su vez, mediciones en dos momentos de la planta (4 y 8 semanas de haber sido sembradas) revelaron que las raíces de plantas de lechuga en el manejo TA presentaron una mayor asociación con hongos beneficiosos (medida como porcentaje de raíz ocupada por el hongo) y menor con un hongo patógeno que le transmite virus.
En un experimento de invernadero donde las lechugas crecieron en suelos de cada manejo y se manipuló la biota del suelo, se observó que la asociación con hongos benéficos también fue mayor en suelo TA que en HC, aunque la biomasa vegetal fue algo menor con hongos micorrícicos (HM) que en suelos estériles (E) o con otros microorganismos del suelo (OM). El contenido de fósforo fue significativamente mayor en las plantas con hongos benéficos en comparación con suelo estéril, pero sin diferencias entre los tipos de manejo.
Finalmente, las plantas crecidas en suelos TA fueron menos atacadas por los minadores de hojas, especialmente cuando crecieron con hongos micorrícicos.
En conjunto, los resultados muestran que la transición agroecológica incrementa moderadamente la riqueza fúngica del suelo en el corto plazo y promueve interacciones más fuertes entre las raíces de lechuga y hongos beneficiosos del suelo, lo que se traduce en un menor ataque foliar por parte del insecto y en una reducción de un patógeno en las raíces. Estos estudios sugieren que los productores que transicionan hacia la agroecología pueden beneficiarse de las interacciones biológicas, producir alimentos más saludables y reducir los costos asociados al uso de pesticidas sintéticos. Es importante destacar que sería deseable desarrollar nuevos estudios que evalúen otras hortalizas, con el fin de poner a prueba la generalidad de lo observado en este trabajo y considerar plazos más largos para examinar cómo se consolidan las interacciones biológicas durante la transición agroecológica.
El equipo de investigadoras/es del proyecto estuvo integrado por Carlos Urcelay, Noelia Cofré, Gabriel Grilli, Nicolás Marro, Valentina Borda, Milena Caccia y Martín Videla
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